En Bolivia, la Semana Mundial del Jugar fundió ancestralidad y naturaleza

6 de junho de 2023

Con el tema “Lo Natural es Jugar”, la última edición de la SMJ en Bolivia buscó incentivar los juegos tradicionales entre niños, niñas y adolescentes.

 

Por Guilherme Weimann

Hace poco más de tres años que Drexil Zarate dejó el colegio para seguir su carrera profesional. Quizás por eso, explica como un experto los tres juegos que fueron incentivados en su región, Sucre, una de las capitales de Bolivia, durante la Semana Mundial del Jugar (SMJ), que este año ocurrió entre los días 20 y 28 de mayo.

Como coordinador del sector de Niños, Niñas y Adolescentes del Centro de Servicios Agropecuarios Técnica Chuquisaca (CESATCH), una organización no gubernamental (ONG), Drexil fue uno de los responsables por proponer las actividades realizadas en la SMJ, que tuvo como tema “Lo Natural es Jugar”.

“Aquí en Bolivia, en cada coparte, red local, municipio, localidad o departamento realiza una variedad de juegos. Aquí, en mi región, hay tres juegos tradicionales: los chuwis, conocidos en español como frijoles; las pepitas; y los trompos. Hemos ido a los colegios e incentivado a los niños a jugar estos tres juegos en la última Semana del Jugar”, explica Drexil.

Chuwis o frijoles

Drexil cuenta que los chuwis se juegan entre dos personas, en general en los meses de la cosecha, entre mayo y septiembre. Cada uno de los jugadores se ponen a una cierta distancia, a pocos metros, con algunas torrecitas formadas por tres chuwis (frijoles) en la base y uno encima. Cada persona tiene que intentar desbaratar la torrecita del contrario, apropiándose de los chuwis desbaratados. Gana el juego quién se quede con todos los chuwis.

Pepitas

Tradicionalmente, las pepitas o perdigones se juegan en invierno, en los meses de junio, julio y agosto. “Supongamos que somos cinco jugadores. Cada uno pone una pepita en un redondito de tierra”, describe Drexil. Con una cierta distancia, por turno, cada uno de los jugadores tira una pepita intentando entrar en el agujero hecho en la tierra. El jugador que logra introducir su pepita en el agujerito se queda con las otras pepitas que estén a menos de un palmo de distancia.

Trompo

Tradicionalmente, el trompo se juega desde noviembre hasta los primeros meses del otro año. Los niños hacen sus trompos con tapas de soda y se las lanzan con lana. “Una vez que la tapa esté bailando en la mano del jugador, hay que intentar meterla en el arco, como en el fútbol”, detalla Drexil. Se puede jugar al trompo entre dos personas o entre dos equipos. Gana quién haga más goles.

Rescate de las tradiciones

De acuerdo con Drexil, la Semana Mundial del Jugar empezó a ganar fuerza en Bolivia hace 10 años, aproximadamente: “El fútbol callejero de Brasil fue algo que nos incentivó a organizarnos para rescatar los juegos y después vino la Semana Mundial del Jugar”, recuerda.

Hoy, Drexil cree que el objetivo – y el resultado – principal de la SMJ es incentivar a los chicos a compartir entre ellos: “La primera cosa es divertirse. Más creo que aquí también vemos el juego como tradición. En el colegio, durante el tiempo libre, ¿qué hay para hacer? ¿Jugar con el celular? Con el celular no estás compartiendo con nadie. Pero cuando estás jugando con compañeros y compañeras en grupo, estás compartiendo. Jugar es una formación”.

Además, en Bolivia, hay un fuerte componente que es la conexión con la naturaleza y la ancestralidad. “Los juegos son tradiciones ancestrales involucradas con la naturaleza. Los chuwis, por ejemplo, se juegan en la cosecha. Los niños son responsables por un gran intercambio de chuwis”.

 – Divertirse, formarse, respetar la naturaleza y compartir con su gente – estos son los pilares de los juegos y, como consecuencia, de la Semana Mundial del Jugar en Bolivia. 

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