Integrante del Centro de Comunicación Popular y Asesoramiento Legal, Jesica Colazo destaca las actividades hechas en Córdoba, provincia argentina, que son ejemplos de la actuación de Terre des Hommes en toda la región.
Por Guilherme Weimann
Hace algunos años, Terre des Hommes (TdH), una organización suiza sin fines de lucros, que trabaja en la promoción y realización de los derechos de niños y niñas desde 1960, trazó cuatro ejes de actuación en el continente americano: cultura de paz, migración, combate a la violencia de género y medio ambiente.
Para alcanzar estos grandes desafíos, cuenta con copartes – en general, organizaciones que también actúan en la promoción de los derechos de niños, niñas, adolescentes y jóvenes – en 10 países, que son subdivididos en cuatro programas: Programa Andino, que incluye Bolivia y Perú; Programa Colombia; Programa Camex, que incluye El Salvador, Guatemala, México y Nicaragua; y Programa Cono Sur, que incluye Argentina, Brasil y Chile.
En este último programa, las temáticas principales impulsadas por las copartes son la cultura de paz y el combate a la violencia de género, en una serie de proyectos. Uno de ellos es la organización de la Semana Mundial de Jugar (SMJ), que tiene como objetivo incentivar el jugar libre, como un derecho de la infancia y adolescencia, principalmente.
En este año, la SMJ se realizó en distintas partes del mundo, entre los días 20 y 28 de mayo, con el tema “Lo natural es jugar”. En Córdoba, província localizada en el centro de la República Argentina, “lo natural” fue incentivado por actividades en lugares abiertos, con presencia de árboles, por ejemplo, pero estuvo también vinculado con la intención de fortalecer una característica humana muy importante – muchas veces marginalizada – que es el “trabajo colectivo”.
Jesica Colazo, integrante del equipo de trabajo con Juventudes y Niñez del Centro de Comunicación Popular y Asesoramiento Legal (CECOPAL) – organización sin fines de lucro creada en 1984, en el contexto de la recuperación democrática -, destaca: “El trabajo colectivo es algo que está en nuestra naturaleza y nos permite disfrutar de aquello que se comparte”. Y esta fue la tónica de la SMJ.
El cronograma de juegos fue dividido entre los niños y niñas, más pequeños, y los adolescentes y jóvenes, más grandes. Para los primeros, Jesica recuerda: “Realizamos una jornada de juegos en el playón y plaza del barrio. Unos días antes, los mismos niños y niñas eligieron los juegos que se harían y escribieron las reglas, ya que en su naturaleza está jugar y organizarse con sus pares para hacerlo. Elegimos el espacio del playón y la plaza ya que son lugares al aire libre que permiten conectarse con la naturaleza. Al vivir en la ciudad, poder disfrutar de una plaza con pasto y árboles resulta una jornada diferente, que les permite a niños y niñas disfrutar del aire fresco y espacios grandes”.
Ya con los más grandes, las prácticas tuvieron un apoyo especial: “Por primera vez decidimos sumar a la SMJ un grupo de mujeres, al que asisten no solo jóvenes, sino también adultas. Este grupo realiza una formación anual de diseño y confección con perspectiva sustentable. En la SMJ les propusimos armar atuendos y disfraces con materiales reciclados. La idea fue traer la mirada a la importancia de seguir jugando más allá de la edad y vincular el juego con el reciclaje y el cuidado del ambiente”.
En suma, la SMJ, que es realizada en Argentina desde el 2018, “potencializa muchas habilidades como la creatividad, la posibilidad de pensar en distintos roles y el compartir con otros y otras”. Para Jesica, el jugar, sin duda, es fundamental en el desarrollo del ser humano “porque te vincula con el mundo y tu entorno desde un lugar amigable, desde donde se puede explorar, conocer e inventar”.