En Colombia, las organizaciones trabajan con el principio de mostrar cómo el juego puede contrarrestar la violencia

6 de julho de 2023

Uno de los temas centrales de la Semana Mundial de Jugar en Colombia, es la promoción de la cultura de paz, uno de los cuatro programas de terre des Hommes en Latinoamérica.

 

Por Guilherme Weimann

Los indicadores de la violencia ya cayeron considerablemente en los últimos años en Colombia y, actualmente, no son tan distintos de los presentados por otros países de la región, que es importante destacar, son todavía muy altos. A pesar de eso, la violencia está aún muy presente en lo cotidiano del país, sumada a los traumas de las crisis pasadas.

Frente a esto, terre des Hommes (tdH) definió la promoción de la cultura de paz como una eje central en su actuación en Colombia, que funciona por medio del incentivo a organizaciones con trayectorias orgánicas en los territorios, involucradas en las diversas temáticas que engloban los derechos humanos.

En medio de las diversas acciones de estas organizaciones, está la Semana Mundial de Jugar (SMJ), que en este año 2023 ocurrió entre los días 20 y 28 de mayo, con el tema “Lo natural es jugar”. La SMJ no se limita a estas fechas, según la coordinadora de Comunicaciones para Latinoamérica de tdH, Lorena Alejandra Alférez Aguilera.

“La SMJ ocurre desde su contexto, trabajo y particularidad durante todo el año. Hay un momento muy importante del año, por ejemplo, en el cual se organiza a nivel global el tema de la semana del próximo año. Desde ahí, las organizaciones empiezan a definir sus actividades, cómo la van a enfocar, cómo la van a desarrollar y empiezan a compartir los materiales, las informaciones, la parte gráfica”, explica.

En Colombia, específicamente, a pesar del tema mundial, la cultura de paz es algo que está presente en prácticamente todas las actividades. “Aquí en Colombia se trabaja mucho en las comunidades a partir de cómo el jugar puede contrarrestar la violencia. Esa relación entre juego y violencia es algo central aquí, o sea, como el juego puede combatir la violencia”, apunta Lorena, que completa: “¿Cómo podemos jugar en un escenario de violencia? ¿Cómo han enfrentado las situaciones de violencia? ¿Cómo podemos responder a la violencia no con más violencia, sino con más acciones armoniosas? El jugar es una de las respuestas”, completa.

Para Lorena, el jugar funciona para los niños y niñas como un escape de la realidad, y como una recarga para enfrentar los problemas diarios: “El jugar es un espacio de reconocimiento, de abstraerse de los momentos de dificultad, de violencia en los que se encuentran. Es un momento en el que se alejan de todo eso y se dedican simplemente a ser felices, a reírse, a reconectarse con lo que es ser niño. Es el momento en que pueden volver a ser solamente, a divertirse y compartir con los demás, pueden abrirse a otros mundos. Después que se acaba el juego, vuelven obviamente para sus realidades, pero han tenido un momento de paz, un momento que les permite recargar energías”.

Finalmente, Lorena observa: “He visto eso también con los adultos, de que cuando se permiten jugar terminan por reírse, por divertirse, por emocionarse”. 

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