Un cuerpo sin límites para jugar

21 de maio de 2019

Maria Antônia Goulart, experta en temas de inclusión y consultora de Unicef, destaca en su artículo para la Guía de la Semana Mundial de jugar 2019 la necesidad de trabajar la cooperación en el juego para incluir personas con deficiencia.

 

La Semana Mundial de Jugar propone este año el tema “El juego que abraza la diferencia”. El juego es tal vez la acción más inclusiva que conozco. Los niños y las niñas se conocen a sí mismos, al otro y al mundo a partir del juego. De ahí su importancia para el desarrollo de cada uno y de todos. Delante de una nueva persona, el primer movimiento, el más instintivo de niños y niñas será siempre el de jugar. Puede ser mirando al otro, escondiéndose y reapareciendo.

Puede ser señalando o jugando un juego. Puede ser solicitando ayuda para subir en algún lugar. Es por medio del juego que nos conocemos y nos reconocemos como humanos. Pero, a pesar de esta naturalidad con la que reconocemos el juego como parte de la infancia, delante de niños y niñas con deficiencia, niños, niñas y adultos hacen una pregunta de manera reiterada: “¿Sabe jugar?”.

La verdad es que delante de los niños y niñas con deficiencia o de cualquier otro u otra que no provoque inmediata identificación, el foco está siempre en la negativa, en buscar aquello que ella o él no es, no puede o no sabe. Las personas no preguntan cómo un niño o niña ciega percibe al mundo y sí preguntan si es verdad que no ve.

Tampoco preguntan cómo comunicarse con un niño o niña sorda y sí es verdad que realmente no oye. No piensan en formas de adaptar los juegos para que un niño o niña con silla de ruedas pueda participar, sin embargo se lamentan porque no puede sumarse al juego y casi siempre dudan de la capacidad de que un niño o niña con deficiencia intelectual aprenda un juego.

El cuerpo presentará potencialidades y límites. Nunca habrá un niño o niña que tenga las mejores habilidades para hacerlo todo. ¿Por qué entonces esperar que un niño y niña con deficiencia sea capaz de hacer lo mismo que otros niños y niñas cuyos cuerpos funcionan de forma diferente? ¿Por qué mirar lo que no hacen en vez de aprovechar aquello que saben?

Niños y niñas, con y sin deficiencia, juegan. Solas, en parejas, en pequeños grupos y en grupos mayores. Siempre de forma diferente. Siempre respetando sus tiempos, sus cuerpos y sus deseos. En este sentido, los límites son impuestos por las barreras físicas y actitudinales mucho más que por la configuración individual de cada uno y cada una. Si un juego se hace a oscuras o con los ojos vendados, pasa a ser indiferente quien ve o no. Si estuviésemos delante de un juego de tablero la movilidad reducida pierde la relevancia. Y si estuviéramos delante de una actividad más colaborativa y menos competitiva tenemos la oportunidad de aprender unos con otros lo que más necesitamos en la vida – empatía, respeto, solidaridad y compañerismo. Porque, a fin de cuentas, lo que el juego hace es despertar nuestro cuerpo, nuestros sentidos, nuestros deseos, nuestras dificultades. El juego nos ayuda a establecer relaciones y conexiones entre saberes, espacios y personas.

Hace poco comencé una colección de juegos de tablero cooperativos donde ganan todos o todo el mundo pierde. Al presentar el desafío a diferentes grupos de niños y niñas me impresioné con la dificultad que algunos y algunas tienen en depender del otro para alcanzar su resultado. Esta idea de que somos compañeros en la construcción de una sociedad, de un mundo donde vivimos juntos ha perdido cada vez más espacio por una lógica individualista y meritocrática.

El desafío de ver en el otro a alguien con quien hago algo es un movimiento contra mayoritario. Pero es el único movimiento que puede salvarnos como sociedad. Nuestros mayores problemas sociales, ambientales, culturales, económicos solamente pueden ser resueltos si pensamos de forma cooperativa. No hay solución individual. Somos una sociedad interdependiente. El mejor descarte de residuo no es el de la casa o empresa que tiene la mejor recolección, y sí de los que piensan de forma sustentable en el reaprovechamiento y en la reutilización de los residuos. Somos parte del mismo planeta, donde vivimos todos juntos. No hay otro lugar donde los niños y niñas con deficiencia o que no se encajan en mi referencia de igual puedan ir.

La segregación de lo diferente en casa o en instituciones especializadas más allá de una crueldad y una negación de los derechos de las personas con deficiencia es una pérdida de oportunidades de convivir con quien desarrolla soluciones diferentes a la mías para estar en el mundo.

Recuerdo a Brian, alumno con sordera que estudia en una escuela pública de Río de Janeiro y con quien tengo la alegría de convivir. En el taller de electrónica, Brian se mostró un gran aprendiz. Antes aún de que yo pudiese terminar de explicar los conceptos básicos con el grupo él ya comenzó a producir artefactos con jeringas, motores, hilos y cuerdas. Uno de los niños se encantó con uno de esos objetos y me pidió que le enseñara como hacerlo. Observé con atención y respondí que no sabía hacer eso, pero que podía preguntarle a Brian cómo lo había hecho y enseñarle. Al oír mi propuesta el grupo de niños y niñas quedó asombrado. ¿Y Brian? – preguntaron.

Y rápidamente fueron con él y juntos comenzaron a hacer sus artefactos. Este fue precisamente el momento en que Brian dejó de ser observado por lo que no hacía y sí para lo que él sabía hacer. ¡Y fue mágico ver cuanto esos niños y niñas son capaces de aprender cuando juegan juntas!

 

MARIA ANTÔNIA GOULART es licenciada en Derecho por la Universidad de Brasília (UNB). Posee experiencia en la gestión pública como Secretaria Municipal de Nova Iguaçu/RJ, responsable por la concepción e implementación del programa intersectorial de educación integral “Bairro-Escola” en el período de 2005 a 2010. Consultora de Unicef para la Iniciativa Global del Libro Digital Accesible. Cofundadora del “Movimiento Down” y de “Elaborando”, laboratorio maker responsable de la producción de recursos y estrategias educativas en diseño universal y formación de educadores para la educación integral inclusiva y sustentable.

 

 

Acompanhe nas redes
-Aliança pela Infância - 55 11 3578-5001 - alianca@aliancapelainfancia.org.br